La ganadería lechera en Argentina enfrenta desafíos significativos, como la falta de una política láctea clara y dificultades para conseguir mano de obra. A pesar de tener uno de los costos de producción más bajos del mundo, los productores locales no pueden competir con las importaciones debido a los altos costos de producción y la obligatoriedad de la pasteurización. Importar leche de países vecinos tampoco es viable debido a los costos adicionales de transporte y pasteurización.