El pasado sábado 21, a las 7 de la mañana, un hombre robó dos bicicletas de una casa de Barrio Fredriksson.
Todo quedó grabado por las cámaras de seguridad de un vecino del domicilio vulnerado, que se encuentra en la esquina de Las Heras y Echaguibel.
En las imágenes se puede ver a un adulto, de no más de treinta años, saltar un tapial y retirar las bicicletas con una cinematográfica tranquilidad. Ya que con total impunidad, el malandrín ingresa saltando la tapia, saca una de las bicicletas, se va pedaleando en el móvil sustraído y al rato vuelve para nuevamente ingresar y robar el segundo rodado.
“La persona esta, Aguirre de apellido, entra primero al patio y saca la bicicleta. Después vuelve y saca la otra. Usó una mesada que hay dentro contra el tapial. Entonces apoya ahí la bicicleta y las saca”, explicó Pablo Bustos, el vecino robado.
Con tristeza, dijo que “hacía 10 días había comprado las bicicletas a las mellizas. No las alcanzaron a usar”.
Bustos, con una mezcla de indignación y resignación, contó: “le llevamos las imágenes de lo filmado a la policía y nos dicen que no pueden hacer nada porque necesitan de una orden de la jueza. Le dijimos dónde está parando el ladrón. Y hablando con la gente nos enteramos que robó en otras cuatro casas, tiene denuncias por robo y no lo detienen. Anda ofreciendo la bicicleta por ahí. La policía del Barrio Fredriksson muy mal, muy lenta”.
Según información extra oficial que obtuvo la redacción de TDC Noticias, este forajido urbano habría sido detenido este mediodía a escasos metros de la casa de Bustos, de donde sustrajo las bicicletas. De esta manera, se habría cortado el frenesí de raterismo que el maleante hizo padecer al barrio.
Siguiendo con la línea de trascendidos, al momento del allanamiento, el malviviente habría estado escondido debajo de una cama de la casa donde, según jerga del submundo criminal, lo estaban “aguantando”. Ya que el delincuente, no sería originario de la localidad y se desconoce de qué oscuro reducto del hampa proviene.
Por lo pronto, no hay novedades del recupero de los rodados, ya que este malhechor tapialero se negaría a decir cuál fue su destino.
Lo cierto es que después de horas de incertidumbre, y a partir de la presión del ejecutivo local y la exposición mediática de la denuncia, las fuerzas policiales y judiciales dejaron de pedalearle las las respuestas a un vecino honesto; quien continúa despojado de dos bicicletas, pero peor aun, casi de toda mínima seguridad y justicia.